viernes, 27 de abril de 2012

La sin razón

A veces me tienta la sin razón a suscribir la debacle total, la ruina del sistema, ya que este no sirve acertadamente para lo que es suscrito: el bienestar progresivo o floreciente en su medida, para que la vida en sociedad curse con pasos al menos de normalidad para toda la población. El no dar cancha a la corrupción y a corruptos que saltan las leyes por avezados o excluidos de ellas, distinto al baremo más común, que el humilde, el honrado y honesto, no atreven.
Hay que poner en la "picota" a los políticos que lo permiten...y generalizando. Quitar la total razón de ser de este resultado: en la democracia por muy demócrata que sea votar masivamente a un partido de derechas mercantilista neoliberal, o las chapuzas emprendidas por estos "principiantes demócratas" amparando y fomentando sus elitismos clasistas...
La democracia formal o vigente, deja que se "cuelen" con más facilidad las hordas reaccionarias en el libre pero irreflexo plebiscito, que a las ideas socialistas y en general progresistas en los ordenes sociales, de economía, laborales...
No se con que aliarme, si con el caos total (se predica en los extremos) o procurar la gobernanza y actuar desde este lado en mi cancha. sin destruir el cuerpo malsano (aunque este esté en las últimas) y "proveer de algunas prótesis".
Todo ha de haber para que no se dañe más a la contemporaneidad, aunque a los futuros dejemos hechos unos laberintos casi insalvables
¡¡No se sabe que es peor, el remedio o la propia enfermedad!!

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