domingo, 4 de diciembre de 2011

EL MAL NO SE ELIGE, SE INSTALA


Las cadenas que rotan en el tiempo parecieran cromosomas que elige el determinismo, seres frágiles en su conducta; la naturaleza sabia ahorra en el esfuerzo pero, una mente despejada y despierta no ceja del equilibrio. El Ser es vago por inclinación y activo por convicción.
Se termina en asumir la desesperanza cuando no se obtienen respuestas y la desesperación en grados, puede y llega a provocar el daño.
Hay mentes muy malvadas que arrastran de siglos su carga pesada, instalados en la desesperanza, y a veces, un gesto amable soslaya una tragedia.
El egoísmo, arma de numerables aristas no se puede evitar, pero si conducirlo educándole y hacerlo positivo y eficaz, lo contrario a padecerlo, dañándonos y dañando a los demás, igual que la envidia, el rencor, el odio…
¿Por qué se atenta?  Una vida truncada, trastornos psicosociopáticos, de los cuales habría que tratar y ocuparse con anticipación; las condiciones adversas del ambiente social, educación en el seno del odio que tantas causas generan, individuos enfermos, forman colectivos en los cuales hay que reparar, tratar y ocuparse, sanar.
Hay una corriente sana, a la cual uno debe aferrarse idealmente, trata de los demás, por muy distintos que sean, como ramas de un mismo árbol, el otro como prójimo y su tendencia es a cuidar, el de lo ve como amigos, hermanos, padres…y en lo que esté en su mano, amparar a quien lo necesita.
Esta es la tendencia natural, biológica y lo demás,, son intereses y devengos adversos, de los cuales debemos llegar al acuerdo justo y provechoso, intercambiando con la razón. 

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